Antibióticos y Probióticos

La microbiota intestinal, esos millones de microbios que suelen ser útiles en su mayoría para mantener nuestra salud y para ayudar al intestino a digerir y producir sustancias útiles para nuestra nutrición, se ve afectada por el uso de antibióticos.

Los antibióticos son formulados comúnmente por nosotros, los médicos, como una herramienta terapéutica para combatir infecciones. A pesar de su utilidad, su uso debe ser moderado y acompañado de una clara indicación para evitar la resistencia a los antibióticos y, sobre todo, daño en la función de la microbiota humana.

La microbiota intestinal es susceptible, al igual que las bacterias patógenas, de ser atacada y afectada por el uso de antibióticos. Las principales bacterias afectadas son las digestivas. El uso de antibióticos puede provocar enfermedades digestivas y, fuera del intestino, problemas debido a su uso.

El inconveniente radica en que nuestros pequeños pacientes se ven afectados en su microbiota intestinal en desarrollo. Si consideramos que hacia los dos años, los niños adquieren la microbiota del adulto, comprendemos la importancia de la microbiota en funciones nutricionales, funcionales y de protección. El cuidado y mantenimiento de esta microbiota sana son cruciales.

Imaginemos que dejamos abierta la puerta de nuestra casa, permitiendo el ingreso de cualquier agente indeseable. Esto mismo sucede en el intestino del niño y, en general, en las personas cuando usamos antibióticos sin la protección adecuada.

El uso de antibióticos es esencial para protegernos contra infecciones; saber cómo usarlos correctamente es fundamental. Proteger la microbiota intestinal en el niño pequeño que requiere de ellos es primordial para evitar cambios profundos en la conformación de las bacterias y otros microbios necesarios en nuestro intestino.

La microbiota intestinal contribuye a la producción de defensas mediante la generación de soldados que vigilan, atacan, protegen y destruyen patógenos provenientes de nuestra boca. Además, crea una barrera de protección que evita que esos patógenos ingresen al torrente sanguíneo y se distribuyan por el cuerpo causando enfermedad.

Pero, entremos en detalle y descubramos cómo debemos usar antibióticos para protegernos de infecciones:

  1. Es necesario usar el antibiótico recetado por un médico; no debemos usar antibióticos de manera rutinaria comprados en la farmacia.

     

  2. El antibiótico recetado tiene indicaciones específicas; no todos los antibióticos actúan contra todas las bacterias y la elección depende del órgano que queremos limpiar de infección.

     

  3. La dosis exacta, las tomas diarias y la duración del antibiótico deben seguirse con precisión.

     

  4. No debemos exceder la dosis ni prolongar el tratamiento más allá de lo indicado. La fiebre es un mecanismo de defensa general y no siempre está asociada a bacterias, que es contra lo que actúan los antibióticos.

     

  5. Tratemos de evitar el uso prolongado o repetitivo de antibióticos. Los niños pequeños, menores de 2 años, suelen enfermar de 4 a 6 veces al año, pero la mayoría de estas veces no requieren el uso de antibióticos.

Ahora, ¿qué sucede con el uso de antibióticos y la microbiota intestinal?

  1. La lesión de la microbiota por antibióticos (y otros fármacos) se denomina disbiosis. La disbiosis altera los microbios sanos y necesarios en una región específica del intestino, causando daño en su función.

  2. La disbiosis, al afectar la microbiota, hace que esta desaparezca por semanas, meses o incluso años según el antibiótico utilizado.

  3. La microbiota es esencial para la síntesis de vitaminas, la absorción de nutrientes, la producción de ácidos grasos saludables, la utilización de minerales por el intestino, y para la protección y defensa del cuerpo. Todo esto se ve afectado durante la disbiosis, ya que la microbiota ha sido dañada.

  4. A mediano y largo plazo, el cambio o lesión de la microbiota es un factor que contribuye a enfermedades inflamatorias y metabólicas, incluyendo la obesidad, la diabetes, la colitis e incluso el cáncer de colon.

  5. El daño de la microbiota intestinal afecta la barrera de protección, permitiendo que sustancias pasen a la sangre y desarrollen alergias.

Entonces, descubramos cómo podemos proteger la salud intestinal y de todo el cuerpo en nuestros niños, preservando la microbiota intestinal:

  1. Siempre que se indique el uso de un antibiótico, acompañemos su uso con un probiótico diseñado específicamente para proteger la microbiota, mediante cepas que actúan como escudo protector.

  2. Utilicemos el probiótico desde el mismo momento de iniciar el antibiótico, ya que necesitamos mantener una cantidad suficiente de probióticos para equilibrar y preservar la microbiota sana. Es un error común usar el probiótico después de terminar el antibiótico.

  3. Siempre deben usarse dos tomas diarias de probiótico durante ese período. Recordemos que la OMS dice «la cantidad suficiente para…», siendo esta cantidad necesaria para prevenir la disbiosis.
    Usemos el probiótico al menos 5 o 7 días adicionales al término del tratamiento. Estos días adicionales son fundamentales para recuperar, equilibrar y fortalecer los microbios, sus funciones y restaurar la normalidad del intestino.

  4. Si el niño perdió peso o sufrió un colapso nutricional, usemos probióticos por al menos 3 meses para su recuperación nutricional.

  5. Los preparados fermentados de yogur o kumis con probióticos son insuficientes en cantidad y tipo de cepa para protegerlos. Su uso no está recomendado durante el tratamiento con antibióticos.

Estas simples acciones protegerán la salud de sus hijos, especialmente en la infancia. Protegerán el futuro intestinal y, con seguridad, prevenir la aparición de enfermedades inflamatorias y crónicas en la edad adulta, manteniendo la función intestinal y mejorando la nutrición, así como previniendo infecciones recurrentes al potenciar los mecanismos de defensa.

Hoy, que estamos tan comprometidos en proporcionar salud y protección a nuestros hijos, la prevención es la mejor herramienta. Cuando necesitemos usar antibióticos, acompañémoslos de probióticos.

La mayoría de los médicos en pediatría entendemos que el uso de probióticos siempre acompaña al antibiótico. Si su médico no le indicó probióticos al prescribir antibióticos, busque asesoramiento adicional y productos confiables diseñados para niños que brinden esa protección necesaria.

Aunque hice hincapié en el uso de probióticos con antibióticos en pediatría, esto se extiende y tiene la misma importancia en adultos, especialmente en aquellos con enfermedades asociadas, adultos mayores de 60 años y personas que padecen colitis o enfermedades inflamatorias del intestino.

Prevenir la aparición de enfermedades es la principal vía para mantener la salud, calidad de vida y bienestar. En estos tiempos en que buscamos vivir más y mejor, estos principios nos guían en ese camino.

Octavio Dávila

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Carrito de compra

El consumo regular de probióticos y prebióticos contribuyen a mantener una buena salud

X
Hablar con un asesor
1
Imfen Colombia
Hola
Bienvenido a Imfen, ¿en qué podemos ayudarte?